Last updated on January 23rd, 2021 at 07:32 pm
Querido lector:
Mi nombre es Frank y tengo una agencia de viajes con sede en Bogotá, Colombia. ¡Diviértete leyendo!
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Safari en los Llanos de Casanare
Advertencia para el lector: este blog será un poco más largo, pues hay mucho por contar ¡Y las ganas de viajar podrían contagiarlo! Y no, de nuevo no fueron vacaciones para mí ;-(
Casanare se compara con el oeste salvaje de Estados Unidos, la industria local se basa principalmente en la ganadería. Por lo tanto, uno ve vaqueros cabalgando sus caballos por todas partes. El territorio es enorme; se extiende casi hasta la frontera venezolana y con una superficie de 44’640 kilómetros cuadrados, tiene casi el tamaño de Suiza. En el pasado la región se beneficiaba de los yacimientos petrolíferos, pero desde el ajuste al precio del petróleo hace un par de años, las finanzas se desbalancearon. Las provisiones e inversiones para el futuro se durmieron. El turismo en la zona existe, pero es un factor irrelevante en la economía local. El clima es cálido y constante durante el año; hay lluvias y tiempos de sequía.
Después de llegar un sábado, luego de cinco horas de viaje, nos tomamos una refrescante cerveza e hicimos una siesta. Es necesario recuperarse un poco después de un largo viaje en auto. En la tarde, fuimos a la fiesta de cumpleaños de una prima de Eduardo (mi hermano colombiano, por decirlo así). Ella cumplía 15 años y me explicaron que los quince es la celebración más importante en la vida de una niña, así que tiraron la casa por la ventana. Mi modesta alma se sentía un poco extraña, pero se adaptó rápidamente. La propiedad era impresionante: un bello jardín, una piscina, una discoteca, caballerizas, casa principal y casa de huéspedes, etc. La noche entera estuvo orquestada por presentaciones, grupos de baile, DJ y mucha comida. El único contratiempo fue que el alcohol se acabó. En Colombia se puede festejar muy bien, no hay lugar a dudas.
El lunes me reuní con Julia y Andrés, mis socios locales. Andrés creció en la región y Julia es alemana. Se conocieron en Inglaterra, se casaron, y desde algunos años trabajan juntos en el turismo. Mi objetivo era probar las actividades disponibles y obtener una impresión general de la oferta, así que me invitaron a su finca el siguiente día.
Mi experiencia como vaquero en Colombia: Una aventura salvaje
El martes recogí a Julia a las 5:30 de la mañana. Andrés ya se había adelantado para reparar un problema con la tubería de agua. Primero condujimos al mercado a comprar el desayuno y después de una hora de viaje, llegamos a la finca. Andrés ya estaba recogiendo los caballos. Cuando él llegó galopando al estilo vaquero acompañado de un hato de caballos, quedé muy impresionado. Nos dio un caluroso saludo y después de que me puse unas botas pantaneras, empezamos.
Primero, tuve que atrapar a mi caballo y fue más difícil de lo que creí. Luego de unos 100 intentos, finalmente el lazo rodeó el cuello del animal y pude llamarlo mío. Luego, tuvimos que ensillar los caballos y ponerle los arreos. Me dieron una introducción sobre cómo debía manejar la bestia y como debía realizar los giros. Hice varias maniobras en el lugar y todo pareció marchar bien. Mi caballo era el único con piloto automático, porque tan pronto solté los frenos, comenzó a moverse solo. Por lo demás, el animal era absolutamente noble.
Nos dirigimos a explorar el lugar, Andrés iba adelante y nosotros detrás. Primero fuimos a un bosque y luego a un río. Nos detuvimos varias veces para recibir información sobre la diversa flora y fauna del lugar. Finalmente, paramos un momento al lado de un bosque y bajamos a explorar a pie. Buscamos un ave específica, pero aparentemente no se encontraba en casa. Había monos en los árboles que observaban detalladamente cada uno de nuestros pasos; yo estaba muy entusiasmado, así que tomé muchas fotos ¡Me sentía como un niño en un zoológico! Nuevamente en el caballo, nos abrimos paso a través de pastizales y vacas curiosas. Era hora de probar la máxima velocidad de mi caballo y pude llegar a la siguiente conclusión: los caballos son rápidos, galopar es muy extenuante para el jinete ¡Y es muy divertido!
Luego de galopar y quedar exhausto, regresé a velocidad normal. Luego nos dirigimos a cabalgar en un río. Esta experiencia se la puedo recomendar a cualquiera que quiera una aventura salvaje en Colombia, es sencillamente estupenda. De regreso a la finca, hubo desayuno y me despedí de ambos.
Un vaquero con experiencia: “El gran llanero”
El miércoles visité algunos lugares de la región para ver si tenían potencial turístico. Aun cuando en ellos se produce café y cacao, los pueblos no brillaron por su belleza. El paisaje es, no obstante, de los mejores.
El domingo ya estaba despierto a las cinco de la mañana porque tenía una cita con Seco, un guía local. Me encontré con él en una carretera cerca a Trinidad (en Colombia uno encuentra nombres de todos los países y ciudades del mundo ?) que ya nos habíamos encontrado una vez hace aproximadamente dos años. En ese entonces, el hizo una presentación sobre cómo se debe cruzar un río nadando sobre un caballo. Su apodo también es “el gran llanero”. Hace años participó en un concurso de tres semanas, donde tuvo que probarse en disciplinas como: cabalgar, capturar ganado, montar ganado, buscar anacondas, orientar, cruzar ríos con animales y mucho más. Sus ojos se iluminaban mientras lo narraba, con los recuerdos a flor de piel. Además, como muchos llaneros (llanero se le llama a la región entera), el siempre anda descalzo.
Llevé a Seco en mi auto y condujimos hacia el primer hato. Hasta ese momento, no me había sorprendido el potencial turístico de la zona, pero lo que viviría en los siguientes días me convencería por completo. Vimos un sinnúmero de pájaros, chigüiros, caimanes, ciervos, caballos, tortugas, lagartos y mucho más ¡Era como estar en un safari africano!
Más allá de las calles y edificios, en medio de la naturaleza, un sin fin de diversos animales se reúnen alrededor de los yacimientos de agua. No hay necesidad de buscarlos, ellos mismos se presentan en bandeja de plata y Seco los conoce todos: las plantas, los animales, él tiene respuestas para todas las preguntas. Ese safari ha sido de lo más hermoso que he vivido. Sin duda alguna, enviaré a mis padres allí.
Después de pasar toda la mañana observando animales, condujimos después del almuerzo hacia una pequeña finca en la tarde para completar el día con un viaje en canoa. Un espectáculo único tiene lugar en la tarde, cuando aves de diferentes colores y rasgos se posan en los árboles a la orilla del río.
Safari en Colombia: Hato La Aurora
El viernes el highlight era la visita al hato la Aurora. Mi familia colombiana me prohibió dirigirme en auto, ya que al parecer el ELN (Ejército de Liberación Nacional) abandonó la mesa de negociación y comenzó algunas escaramuzas en la región. El ELN es mucho más pequeño de lo que eran las FARC y, por el momento, los acuerdos de paz siguen en marcha. Por lo tanto, decidí viajar en vuelo chárter e invité a Julia a venir conmigo. En general, puedo decir que el viaje en avión es muy recomendable, ya que hay una pista en el hato y ver el paisaje desde el avión es simplemente espectacular. Los precios también son razonables.
El hato la Aurora es enorme y de frondosa vegetación. Con un aproximado de 5000 cabezas de ganado, pertenece a una de las empresas más grandes de la región. Los dueños decidieron hace algunos años cuidar y proteger la naturaleza y los animales. En la zona también habitan jaguares y pumas. En realidad, la zona es maravillosa y tiene muchos animales. Un sueño para todos los entusiastas de la observación de animales y la fotografía.
El lugar ofrece una gran variedad de actividades, tales como: pescar, buscar y capturar anacondas, contemplación nocturna, entre otras. El único problema es el hospedaje. Aun cuando la infraestructura general es linda, escalofríos lo invaden a uno al ingresar a las habitaciones. Podría comparar perfectamente la calidad del hospedaje con un motel viejo de baja calidad. Yo, personalmente, preferiría pasar la noche en una hamaca, lo cual también se encuentra ofertado. El otro problema son los precios, y aquí debo ser completamente honesto; la situación se puede explicar con el hecho de que el hato actualmente es una especie de monopolio. Sin embargo, estoy seguro de que eso cambiará en los próximos años, pues otros proveedores ya se están preparando para recibir turistas y ofrecer por precios razonables tours espectaculares. La Aurora deberá, por lo tanto, cerrar la brecha entre calidad y precio en los próximos años, ya veremos.
En el futuro, comercializaré a Casanare de manera activa. La naturaleza, los animales, la comida y las personas son simplemente geniales. Pasar las vacaciones como un vaquero o en un safari, un viaje que de cualquier forma valdrá la pena.
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