Last updated on January 23rd, 2021 at 07:25 pm
Querido lector:
Mi nombre es Frank y tengo una agencia de viajes con sede en Bogotá, Colombia. ¡Diviértete leyendo!
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Viajando al Amazonas en Leticia
Lejos de la fría y ventosa Bogotá (estamos en el mes de las cometas) Sebastián y yo nos dirigimos en dirección al trifinio. Leticia, en el amazonas colombiano, limita con Brasil y Perú. Iquitos se encuentra a un día de aquí aproximadamente y Manaos a unos 3 días en barco.
Tan pronto nos bajamos del avión, sentimos el calor y la humedad del lugar. En nuestro hospedaje nos decepcionamos al darnos cuenta de que no teníamos aire acondicionado. Solamente un ventilador nos soplaría el aire caliente en la cara por los siguientes días. No nos dejamos desmotivar por eso y nos fuimos de inmediato a comernos un pescado. También se debe estar preparado para sumergirse en la naturaleza, lejos en muchos casos de la tecnología. Luego, visitamos diferentes agencias de viaje locales que ofrecen una gama de actividades para todo tipo de viajeros. Al día siguiente visitamos el parque natural “Mundo Amazonico” que queda a 30 minutos de Leticia. Nos inscribimos y nos recibieron muy cordialmente.
Parque Mundo Amazónico
Fuimos guiados a través del parque por un joven indio y su conocimiento sobre el lugar fue extremadamente impresionante. Él conocía todo sobre la cultura local, las plantas y los animales. Ninguna de mis preguntas quedó sin respuesta; fue el recorrido perfecto para nosotros, una excelente opción para conocer la cultura de la región amazónica. Al día siguiente viajamos en bote hacia una reserva natural. Luego de dos horas de recorrido en el que el guía local nos explicó todo y nos habló sobre cada animal que saliera de su escondite, llegamos al hotel. Ahora nos encontrábamos en territorio peruano y para mi alegría esto se reflejó en un excelente almuerzo típico. Luego de un viaje en canoa y de pescar pirañas, el día terminó muy rápido y viajamos de regreso a Leticia.
El cuarto día de nuestro viaje lo pasamos en Leticia visitando varios hoteles. Además, queríamos hacer un poco de trabajo administrativo. Debido al poco confiable internet y a un partido de fútbol entre la selección Colombia y Venezuela, terminamos el día de trabajo a las 3:30 p.m. Infortunadamente, los dos equipos quedaron con un marcador 0:0, lo cual impidió que los colombianos tuvieran una gran celebración.
Río Amazonas hacia Puerto Nariño. Cultura de la región Amazónica
Para el viernes estaba programada la mejor excursión. Nos fuimos en bote con un grupo de cinco personas hacia Puerto Nariño, realizando algunas paradas en el camino. La primera parada fue en Puerto Alegría, un pueblo en el lado peruano del Amazonas. Al llegar ahí, los indios nos mostraron de inmediato tortugas de agua, papagayos y nos colgaron osos perezosos en el cuello. Además, los monos corrieron hacia nosotros con la esperanza de obtener comida. También se podía tomar fotos con una serpiente. El indio encargado tenía al reptil agarrado muy fuerte y pude concluir que la serpiente no estaba muy motivada para tomarse fotos con los turistas. El gato salvaje encerrado en una jaula de aproximadamente 4 metros cuadrados tampoco se veía muy feliz. Personalmente, creo que los animales no sobreviven a este estrés por mucho tiempo y, luego de morir, son reemplazados muy fácilmente. Para nosotros estaba más que claro que no ofreceríamos este destino en el futuro.
La siguiente parada fue en la isla de los monos. Después de una breve instrucción, llegamos a un claro en el bosque y luego de unos silbidos por parte de los guías locales, llegaron corriendo unos pequeños y dulces monos. Ellos se trepaban y saltaban hacia los visitantes, de modo que en poco tiempo ya no vimos turistas sino un auténtico árbol de monos. Fue una experiencia realmente divertida y estimulante, y los pequeños y juguetones animales nos deleitaron bastante.
Después de un breve desvío a Puerto Nariño y de observar delfines rosados, tuvimos que regresar, ya que la distancia era de unos 60 km. En el camino de regreso nuestro capitán compró 12 pescados enormes a un pescador que los vendía en su canoa. Increíblemente, sólo pagó por ellos $1.50 dólares.
Para mí el Amazonas es un lugar realmente mágico, y creo que todos deberían observar este espectáculo de la naturaleza al menos una vez en su vida y pasar sus vacaciones aquí.
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